domingo, 25 de mayo de 2008

Artaud dice, yo repito...

"Yo quisiera
hacer un Libro que trastorne a los hombres,
que sea como una puerta abierta y que los conduzca
donde ellos no habrían jamás consentido
llegar, simplemente una puerta enfrentada a la
realidad."

Quisiera encontrar las palabras justas para inyectarme cual intravenosa en cada uno de los que me lean.
Quisiera aproximarme con verbos precisos a los momentos que vivís, y asegurarte de que alguien más está igual.
Yo quisiera hacer un libro que llene las expectativas de todos los seres. Encontrar mil maneras y más de decir lo que todos sentimos. Escrbir algo que pueda releer cada mañana y encontrarle distintos significados, nuevas caras, nuevos pasadizos, inmiscuirme en cada uno de ellos. Nunca cansarme. Me gustaría apasionarme con mi libro, con cada una de sus letras. Con ese o esos personajes que nacen de mi como los dedos de mi mano. Pequeñas extensiones de lo que soy, de lo que querría ser o de lo que odiaría ser.
Odio mi ignorancia y a su vez la disfruto plenamente. Es como que adoro la inocencia que viene en pareja con mi ignorancia. Siempre quise escribir algo sobre la inocencia, sobre el estado puro del desconocimiento total. Sobre todo y lo más importante para mi, el desconocimiento del miedo. La ignorancia de los males y los peligros que te liberan de tantas ataduras. Me gustaría ser un poco más insconciente. Pero soy tan ambigüa en esencia que necesito tener como volante de mi vida a mi conciencia. Clara y pentrante. Me coarta las ganas. Me priva de los riesgos. Me atosiga de miedos.
Quisiera escribir un libro, pero antes de empezarlo ya me autocensuré asegurando su fracaso y convencida de su caracter poco interesante.
"...Yo quisiera
hacer un Libro que trastorne a los hombres, pero no puedo..."

miércoles, 21 de mayo de 2008

que ganas de tomar vino con vos

Prendo un cigarrillo. Son las 21: 55 y la cita está pactada para las 22:00. Le doy la primera pitada y así como el humo comienza a recorrer mis pulmones, los nervios comienzan a apoderarse de mis piernas, de mis rodillas.
Escucho el motor de tu moto acercarse a mi. Subis a la vereda, te sacas el casco, te bajás. Me sonreís. Te sonrío, y detrás largo una infima carcajada que libera mis nervios. Nos saludamos, por primera vez en nuestras vidas. Después de hacernos las típicas preguntas sin importancia y que nadie recuerda, las cuales oscilan entre: Como estás?, Te costó llegar?, Te perdiste?; me extendés la mano con un chocolate. Yo te agradezco. Al segundo siguiente me pedís permiso para darme un beso en la mejilla. Yo acepto. Acepto y me río.
Me mirás. Nos subimos a la moto. Repetís unas ocho veces que te pone feliz haberme conocido finalmente. Yo sólo pienso en el miedo que me provoca estar en una moto. Después de unos metros y de rodearte con mis brazos, me relajo. Y me siento de otro tiempo, de otra época, de repente no hay más autos. Y sólo escucho tu voz, y el ruido de la moto que musicaliza el momento.
El viento me choca las pestañas, los ojos me lagrimean, pero estoy con vos. Con vos, un perfecto desconocido que puede convertir mi noche de sábado en algo memorable o perfectamente desechable.
Llegamos a destino. La música se empieza a colar por nuestros oídos. Una vez adentro, pedís una cerveza. LA tomo rápido y charlamos sobre cosas que nunca recordaré. Me río mucho, vos te reís a la par. Me pedís un beso en la mejilla de a ratos. Yo me sigo riendo, me da ternura y no termino de entender el juego ni sus fichas.
Finalmente las luces bajas que dan comienzo al show, te ayudan a entrar en confianza y robarme un beso. Ese que se prolongó todo lo que duró el recital. Entre abrazos y más besos. La música feliz y poderosa de fondo crean la atmosfera perfecta para una noche más perfecta aún. Me encanta que estés y lo más loco es que no me importaría decirtelo. Es como si hubiese dejado de ser yo o por el contrario, hubiese empezado a serlo finalmente.
Salimos de ese lugar acompañados por una humareda que mezcla distintos colores. Volvemos a cabalgar la moto, y te abrazo tan fuerte la cintura que nos siento las manos.
Después recuerdo que llegamos a otro lugar. Que vos bailabas y me abrazabas por la espalda, que yo me reía de como bailabas pero me hacía feliz. Que nos estabamos besando y que sentí tu mano por todo mi cuerpo. Que no nos gustó más la música. Que me invitaste a tu casa.
Y lo que más recuerdo es que me negué. Pero deveras tenías muchas ganas de tomar vino con vos...

domingo, 18 de mayo de 2008

El rancho y sus tés

El rancho está compuesto actualmente por:
-Mi madre
-Mi padre
-Mi hermana menor, de 15 años

Ahora de ellos y sus tés puedo decir...

Introducción

Mi madre y yo
La relación que tengo con mi madre es una de las más extrañas y conflictuadas que he tenido jamás. Somos completamente opuestas, lo que a ella le parece perfecto yo no lo toleraría jamás. A todo esto, ella dice que es la rebeldía adolescente que te hace querer todo lo contrario a lo que tus padres dicen. A todo esto, yo digo que eso es verso porque nunca se desató la rebeldía en mi, y no perdería mi tiempo intentando llevarle la contra si realmente no pensara diferente a ella, ya que las situaciones de tener que enfrentarla son de lo peor, haría lo que fuera por evitarlas y de hecho lo hago.
Mi mamá es una persona muy temerosa, sin otro interes que no sea tener dinero como sea y gastarlo en cosas que después no usa o descuida. Por el contrario, yo no te digo que soy re desligada de lo material, pero mis intereses están bien alejados a la mera obtención de dinero, aunque claramente también lo considero necesario.
Sus eternas terapias circulares, digo ciruculares porque giran siempre sobre lo mismo y son un circulo vicioso del cual no va a salir porque no quiere. Mi mamá es fóbica. Y a mi me resulta difícil convivir con ella, yo sé que es muy feo lo que le pasa, pero yo me crié con todos sus miedos a mi alrededor, inevitablemente absorví muchos de ellos que hoy en día constituyen la base de mis limitaciones.
Para mi mamá sólo es importante lo que ella quiere, lo que a ella le preocupa, lo que a ella la hace sentir mal, culpable. Además de que tiene la necesidad de vaciar toda la mierda sobre mi persona. ¿Porqué yo? Y, es fácil. Mi viejo no le da más bola, ahora podría decirse que directamente no se hablan. Mi hermana no le da pelota a nadie y tiene la muralla china de escudo para cualquier culpa o planteo que le hagan. Y entonces estoy yo, que soy extremadamente sensible (rozando con la pelotudez por momentos), que me cuesta no involucrarme con los problemas de los demás, que tengo una mecanismo aprendido por el cual me cargo cualquier culpa por más de que logicamente sé que no tengo nada que ver. Entonces es mejor llenarle la cabeza al boludo que se pone mal que al vivo que ni se engancha con tus giladas.
Mas allá de todo lo que dije aquí, yo la quiero con todo mi corazón a mi mamá. Pero no por eso no me doy cuenta de las cosas que hace mal y de las cosas con las que no estoy de acuerdo para nada.

Mi padre y yo
Mi papá fue durante varios (y los más importantes) años de mi vida mi gran referente. Yo veía en el a una persona justa, honesta y muy racional. Con un caracter fuerte, mcuah seguirdad y hasta a veces exceso de la misma. Con el tiempo mi papá cambió mucho, o yo cambié y lo empecé a ver distinto. Pude ver sus grietas, pude ver que había lugares en los cuales encontraba agujeros. Logré ver su poca tolerancia las veces que opiné distinto a él, su necesidad suprema por tener la razón siempre, en fin, cosas que antes no veía.
A mis veinte años, las cosas cambiaron mucho con él. Sigo teniendolo como la base de mis esqueleto de principios y demás. Pero ahora lo tomo como a un ser humano, como nunca me animé a verlo. Siempre quise que sea perfecto, siempre quise cuidarlo y preservalo, como él hizo conmigo. Pero la gran diferencia con la cual yo no contaba era que él es mi papá y ese era su "deber" y yo soy su hija y no puedo hacer eso. Por el simple hecho de que él eligió ésta vida, bien o mal, con otras opciones o no, él se casó, él eligió ésto, y lo sigue haciendo, con otra salida o no.

Mi hermana y yo
Si mi mamá y yo somos distintas, no sé como nos definiríamos mi hermana y yo. Blanco y negro. Agua y aceite. Mi hermana es una persona materialista y superficial, que espera ser invitada a los lugares de moda, con la gente más adinerada, que su objetivo clave es usar ropa con etiquetas de marcas conocidas y teñirse el pelo cada vez más rubio. A todo ésto aclaro que yo soy morocha, que nunca me teñí, que uso ropa de ferias americanas y que nunca fui popular para que me invitaran a ningun lado.
La parte positiva es su novio. Es un pibe simpático, callado, de esos que hacen comentarios en los momentos claves y son acertados. Además siempre me defiende de las atrocidades de la pendeja y nos reimos complices cuando se ofusca por la uña rota. Creo que le caigo bien al niño, él ayudó bastante a que mi hermana y yo tengamos más momentos de intercambio verbal, sin insultos de por medio.
Mi hermana y yo seguimos los pasos de mi mamá y mi tía, que nunca se van a poder llevar bien, pero siguen poniendo cara de todo bien por mi, por mi hermana y por mis primas, pero sobre todo por mi abuela.
Mi hna es una persona muy hiriente, tiene todas las armas que existen para lastimar en los más profundo, y yo justamente tenía que ser asi de sensible. Miles de veces me puse a llorar cual mariquita por cosas que me dijo, siendo 5 años mayor. No puedo evitarlo.


Esa es una introducción a mi Rancho y sus tés. A desarrollar posteriormente...

viernes, 16 de mayo de 2008

My name is...

Soy Ranchera del Té. Mi nombre se lo debo a un tema de una banda llamada "Los cocineros", y ese tema particularmente describe de manera sintetica cierto problema afectivo que tengo.
Aquí doy inicio a este blog en el cual voy a escribir cualquier cosa que se me venga en gana, y espero encontrar cosas interesantes y divertidas para leer en otros blogs.


Bienvenidos al Rancho del Té...








"...Estamos invitados a tomar el té...la tetera es de porcelana pero no se vé, yo no sé porqué..."

Contraste

Entre las sombras te veo, cubierto de luz en tus esquinas.
Entre los brillos desaparezco, cegada de negra oscuridad.
Cinco veces escucho tu voz. Dos callo.
La inmensidad del blanco me cubre, vomito el ácido de mis venas.
La eternidad del negro te cubre, tus lágrimas caen como gotas de lluvia ácida.
De pronto soy capaz de ver algo más allá de los destellos y vos descubrís que hay un agujero negro en lo profundo.
Conexión.
Te veo, y vos a mi. Mis manos se apoyan sobre tus palmas. Una energía no compatible entra en escena.
Quisiera poder darte algo mío, quisiera algo tan tuyo.
Las líneas que nos separaban se deshacen, el espacio binario se vuelve uno.
Al igual que nosotros.

Quiero té...

"Quiero té!
Porque me cuesta decir: Te quiero!"






















y con eso comienzo este blog...