martes, 3 de junio de 2008

freedom

Siento celos. Siento celos porque siempre la elegis a ella. Ella, a quien yo temo tanto. A quien respeto y añoro pero no logro manejar. Siento celos porque vos la llevás tan bien, y te hace tan feliz. Siento envidia y bronca de que no me prefieras a mi. Siento envidia porque yo quiero estar antes que ella, quiero estar en el medio, entre vos y ella. Siento bronca porque cuando me dejas ese hueco yo me escondo, porque no puedo con vos, porque no puedo con ella, porque no puedo con los dos. ¿Porqué no puedo? No puedo porque te tengo miedo, porque te temo y le temo a ella. Por me temo. Temo lo que podría ser de mi si la tuviera. Y si te tuviera, a los dos. En realidad si ella nos tuviera. Si ella me dejara fluctuar por tu cuerpo, si ella me quitara la razón por unas horas y me depositara en tus brazos desnudos, sin más armas que mis labios y mis ojos. Sin tiempo para reclamos, para reproches, para anticiparnos, para preocuparnos. Para todo eso habrá tiempo después o nunca. Si ella permitiera que sólo primaran mis impulsos, mis deseos, mis ansias, por una puta vez que fueran éstas las que me guiaran. Si yo dejara que ella se hiciera carne en mi, seguramente el sábado no habríamos tenido la primera conversación de mierda desde que nos conocemos...